viernes, 7 de noviembre de 2008

Insólitos ritos de iniciación

En el Estado de México se informó sobre una banda guatemalteca llamada Sangre, cuyo rito de iniciación para reclutar nuevos sicarios consistía en obligarlos a conducir con las luces apagadas y al automovilista que se cruzara por su camino e hiciera el cambio de luces lo tenían que asesinar. Esta banda es sólo un mito, pero existen otras en la vida real cuyos rituales son aun más difíciles de creer.

Otras ceremonias iniciativas impactan por sus drásticas metodologías. En Medellín, Colombia, una de las ciudades más violentas del mundo, los sujetos que buscan iniciarse como sicarios compiten por su propia vida, aniquilando a otro candidato o tienen que matar al primero que se cruce por su camino y así probar su fidelidad, astucia y sangre fría.

Para la pandilla Latin Kings, cuyos integrantes de origen latinoamericano han extendido su poder en España, todo aquel que desee ingresar tiene que robar y entregar el botín al líder de la banda o ser sometido a palizas. Si es mujer, es violada. Una vez dentro no se puede renunciar; el desertor muere y de ser necesario tendrá que morir por los “hermanos”.

Muchos ritos de iniciación someten a los iniciados a dolorosas pruebas que simbolizan el adiós a un modo de vida pasado o la renuncia de ciertas partes del cuerpo para dar paso a un nuevo destino, dejando marca mediante cicatrices, tatuajes o mutilaciones corporales.

En todos lados los ritos de iniciación se ejecutan con ciega obediencia. Funcionan para probar que se puede pertenecer a un grupo e implican una serie de desafíos que ponen a prueba el valor del iniciado. Aunque cada cultura tiene ritos concretos, hay creencias que se comparten.

En las sociedades primitivas, el paso de la infancia a la adultez es el principal ritual, cuya transición va del matriarcado al patriarcado. Uno nace y se alimenta de la madre, lo cual se representa en el tótem, para luego dar paso al mundo masculino. Los kikuyos de África separan al niño de su mamá y lo llevan a un recinto especial. Ayuna durante 3 días y en la tercera noche un varón del clan hiere el brazo del niño y deja caer su sangre en un cuenco que pasa por las manos de los asistentes. Luego el chico bebe la sangre de todos y aprende a recibir alimento no materno e inicia su virilidad.

En otras regiones africanas, el varón pasa por el rito mukanda que consiste en practicarle la circuncisión y aislarlo del mundo femenino lejos de su aldea para realizar duras pruebas.

Para los Mazatecas, el uso de plantas alucinógenas simboliza ingerir el cuerpo del padre. La droga provoca alucinaciones y ceguera temporal que se usan como puerta de olvido de la vida anterior unida a la madre.

Los aborígenes australianos se convierten en hombres al someterse a la circuncisión y a partir de ahí conocen los misterios sagrados de la vida masculina.
La circuncisión es el ritual de iniciación masculino por excelencia. Es la costumbre religiosa más antigua de la humanidad. Todos los bebés judíos son ritualmente circuncidados al 8º día de nacidos, de acuerdo al Torah, su libro sagrado. Los musulmanes la practican para alcanzar la purificación espiritual y los antiguos egipcios la usaban para mejorar la vitalidad física. En la iniciación femenina, ligada a su capacidad reproductiva y el culto a la virginidad, es común la mutilación de los genitales.
Basta una cuchilla y anestesia para practicar la dolorosa ablación genital o extirpación del clítoris y otras partes de los genitales femeninos para mantener la pureza femenina y controlar su sexualidad, según se cree en casi 30 países africanos y algunos asiáticos y europeos, donde se ha efectuado en 140 millones de mujeres como parte del ritual de iniciación a la vida fértil, sin considerar el riesgo de infecciones, menstruaciones dolorosas o la propia muerte.
A pesar de ser objeto de acalorados debates por su proceso inhumano, este método está tan arraigado desde los egipcios, que entre los musulmanes africanos, la mujer que no se la practica es vista como indigna para casarse. En tanto, otros ritos enaltecen la menstruación. El pueblo apache lleva a la jovencita a celebrar su encuentro con la Madre Tierra.
En los pueblos de Brasil, tras la primera menstruación, a ellas se les hacen marcas de honor con dibujos simbólicos para propiciar la fertilidad o huellas ornamentales en el cuerpo con una cuchilla, colocándoles después ceniza para crecer la cicatriz. Otras son tatuadas o perforadas en diferentes parte del cuerpo para anunciar su fertilidad.
Actualmente el ritual de iniciación pervive como parte del protocolo para ingresar a una secta o se utiliza con otros fines. La ceremonia de iniciación en la Masonería se centra en el rito escocés, en el cual el candidato entra al cuarto de reflexión y piensa en aquello en la vida que lo ha limitado.
Su iniciación se da a través de 3 viajes simbólicos por aire, agua y fuego, en relación con igual número de grados: aprendiz, compañero y maestro.
El primer trayecto implica el aliento de vida para comenzar su nueva tarea; el segundo, lo emocional y, el tercero, lo mental. Simbólicamente este ritual le ayudará a una existencia espiritual libre.
En tanto en comunidades como Vanuatu, el lanzarse del bungee desde una torre de 30 m. se considera como un ritual que permite asegurar una buena cosecha, este salto se lleva a cabo como un ritual de iniciación en Australia, cuya tradición data hace mil 500 años cuando una mujer se lanzó al vacío para escapar de un matrimonio violento. Las novatadas universitarias entre otros actos son un paralelismo de los ritos de iniciación ancestrales, mismos que nos hacen parte de un clan o tribu, quedando muy claro que seguimos siendo en esencia salvajes que ahora viven en cuevas de cristal y acero…

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